El tiempo vendrá
en que, con gran alegría,
tú te saludarás a ti mismo
al llegar a tu propia puerta,
en tu propio espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fuiste tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan.
Devuelve tu amor para siempre
a ti mismo,
para el extraño que te amó
toda tu vida,
que te arriesgó en una carrera
de locura.
Quienquiera que hayas sido,
o eres aún,
te volverás gracias a este amor:
al extraño que te ha amado
toda tu vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario