Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

AL OÍDO (1)

Déjame penetrar por este oído

camino de mi bien el más derecho,

y en el rincón más hondo de tu pecho

deja que labre mi amoroso nido.


Feliz eternamente y escondido

viviré de ocuparlo satisfecho…


¡De tantos mundos como Dios ha hecho

este espacio no más a Dios le pido!


Ya no codicio fama dilatada

ni el aplauso que sigue a la victoria

ni la gloria de tantos codiciada …

quiero cifrar mi fama en tu memoria;

quiero encontrar mi aplauso en tu mirada;

y en tus brazos de amor toda mi gloria.

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