Cuando el amor se acaba, todo cambia. Los besos ya no saben igual, las caricias se vuelven frías y los abrazos pierden su calor. Lo que antes era mágico, ahora no lo es.
El amor se disipa por la falta de cuidado y atención. Las pequeñas cosas que antes hacíamos con amor y dedicación, ahora las hacemos sin ganas y sin pasión. Las palabras de amor que antes salían de nuestros labios, ahora se convierten en discusiones y reproches.
Cuando dejas de amar a tu pareja, todo se vuelve gris. Ya no hay risas ni alegría en tu corazón. Todo lo que antes te hacía feliz, ahora te hace sentir vacío y triste.
Pero hay que aceptar que el amor a veces se acaba. No podemos forzar algo que ya no está allí. Debemos dejar ir aquello que nos hace daño y buscar la felicidad en otro lugar.
Quizás algún día el amor vuelva a nuestra puerta con más fuerza y pasión que nunca antes. Pero hasta entonces, debemos aprender a dejar ir lo que ya no nos pertenece y seguir adelante con la cabeza en alto.
Porque aunque el amor se acabe, la vida continúa. Y siempre habrá nuevas oportunidades para encontrar la felicidad en otro lugar, con otra persona, en otro momento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario