Una pregunta por supuesto que puede tener varias varias respuestas, precioso.
¿Qué deseas? Me cuestionas y mis ojos ya te han dado como mínimo, tres mordidas al labio inferior como réplica.
Deseo que me quieras como tú lo haces, con esa intensidad fuera de serie. Que siempre te estorbe la ropa a mi lado, que me puedas saborear en el café matutino. Ojalá sientas un punzón en el pecho cuando pienses en mí y que sonrías.
Anhelo que seamos lo suficientemente sinceros para decirnos cuánto nos amamos pero también cuando todo se vaya en picada al infierno y decaiga el sentir.
Yo sé que la constestación que aportas, se nutre del deseo que tú experimentas; aquel que se escurre entre mi escote y divaga entre las puntas de mis pezones; recorre mi boca, la succiona, le deja un morete pequeño y desciende hasta los pies. Me encanta.
Las múltiples respuestas danzan en la lengua, se acorralan en los ojos y salen de las bocas justo antes de besar. Te hacen feliz mis argumentos.
Yo, te deseo... En cualquier sitio y en todo momento; ¿Cuántas más respuestas necesitas? Te amo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario