Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

LAS PALABRAS

Tantas veces hemos subestimado, incluso ignorado, el poder que generan nuestras palabras. Olvidamos que las palabras generan (diversos) sentimientos infinitos. Como alguna vez me dijo un querido amigo colombiano: “tu boca es como un ejercito, tu sabes si la usas a tu favor o en tu contra”. Debemos ser más conscientes de lo que decimos, pero sobre todo, de la forma en cómo lo decimos. Las palabras tienen el poder de aclarar o confundir, unir o dividir, de crear o destruir, de acelerar el tiempo o detenerlo, palabras que lastiman o reconfortan. Y es que no son sólo nuestras acciones las que nos definen, también lo son nuestras palabras. Por eso es (sumamente) importante pensar más previo a hablar, y no solo lanzar palabras, porque no sabemos el alcance que puedan tener, mucho menos el efecto que puede generar en la otra persona. 

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