Yo,
que te quise con la vida,
que lo daba todo,
desde ese primer instante
en que miré tus ojitos
y me perdí en tu sonrisa.
Decías tanto,
arrancabas mi frialdad,
activaste mi sensibilidad
y sin probar de tus besos
ya me tenías en tus brazos.
Cuando creí que la vida
me hacía justicia,
me cobró la última factura...
Dejarte como amor prohibido.
De esos que duelen siempre
y que jamás se olvidan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario