Piénsalo de esta manera, en el plano material no es
rico quien tiene mucho sino quien da mucho. Pues
por mucha riqueza que uno posea, si no la gasta, es
igual de pobre que el que no gasta porque no tiene.
En lo que nos concierne sucede igual. Es rico de sí
mismo («dueño de sí mismo» diría Séneca) quien
da de sí mismo. ¿Por qué? Porque da de lo más
preciado que tiene; de su propia vida, de su ser.
Es una forma elevada de amar. La favorita del
sabio.
Creo que se está dando un consejo malísimo a la
gente con depresión y ansiedad. Les dicen; prioriza
tu salud mental, piensa en ti primero.
¿Cómo te va ayudar pensar solo en ti, si lo que te
ha perjudicado es ensimismarte?
Más bien, pon el foco en cómo puedes mejorar la
vida de las personas de tu entorno más próximo. Si
no me crees, pruébalo. No has venido al mundo
para estar solo y ensimismado. La propia
naturaleza humana está diseñada para la
colaboración, así es como hemos avanzado tanto
como especie. Y cuando se nos ha olvidado esto es
cuando han sucedido las mayores atrocidades.
Y el estoico sabe esto, por eso piensa en sí mismo
mientras piensa en los demás. No puedes amarte a
ti mismo sin amar al mundo y a su gente. El amor
es un ejercicio completo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario