¿Cómo puede ser que sin ver, ni tocar,
dos almas en la distancia se puedan encontrar?
No hay perfume, no hay tacto, solo el eco de un pensamiento,
en cada intercambio, se siente un sentimiento.
Es la danza de las almas en un baile de revelación,
descubriendo que para conocerse, solo hace falta la conexión.
¿Quién diría que en el eco de una voz no oída,
se hallaría una historia, una ruta compartida?
En este raro sentir, se halla una verdad,
que el alma no tiene fronteras, para poder abrazar.
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