Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

EL PRINCIPITO CERRÓ LOS OJOS

El principito cerró los ojos,
me abrazó y juntos
decidimos enfrentarnos a los miedos.

Teníamos los mismos miedos.
Nos aterraba el olvido,
el despertar un día 
y no saber quiénes somos.

Y incluso peor,
el miedo a no recordar
a quien te abraza cada mañana 
y te da un beso de buenos días.

Ese es el mayor temor que tenemos ambos,
luego los demás son más pequeños.

Nos da miedo morir sin despedirnos,
nos aterra cerrar los ojos y estar solos,
nos asustan las noches sin estrellas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario