Oh, mi dulce pecadora, guíame con tu
encanto,
que tu muslo tentador me ha llevado a
arrodillarme tanto.
Permíteme encontrar redención en tus
labios seductores
donde mi alma se regocije en tus besos
apasionados y sabores.
Oh, mi ángel caído, que me has llevado al
pecado,
conviérteme en el fuego que arde al ser
amado.
Permíteme abrazar tus labios y encontrar
salvación,
donde nuestros deseos se fundan en una
única oración.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario