En una danza atrevida, sin temor a represiones,jugamos al desnudos, sin inhibiciones. Apostamos besos, mil caricias que se deslizan, y el amor se despliega en cada centímetro de piel desnuda. La pasión se enciende y el deseo se escuda. Las miradas se entrelazan, buscando complicidad, y susurros de amor llenan la intimidad. Cada caricia es un verso, una caricia poética, que despierta sensaciones en cada fibra erótica. Los cuerpos se funden en un abrazo apasionado, mientras los latidos se entrelazan, desenfrenados. Los besos, como fuego que arde en la piel, nos consumen en una danza de éxtasis y deleite cruel. Los suspiros se mezclan con gemidos de placer, y en cada caricia encontramos el amor en su poder. El que pierde paga, pero el precio es irrisorio, pues entregarnos al amor no tiene precio, es un tesoro. Somos dos almas desnudas, en busca de la osadía, que se atreven a jugar y amar sin reproches ni poesía.
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