Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Y AHÍ ESTABAS

Llevaba tiempo
buscando
a quien dedicarle
mis versos.

Y ahí estabas,
caminando con el
viento.

La musa que no
vence con el
tiempo.

A un instante del
atardecer,
a una sonrisa de
volverte infinita 
en mis versos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario