Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Y NUNCA SURGIERON

En los rincones 
de las bocas ausentes,
susurra el eco de amores yacentes.

Recuerdos difusos, 
velados en sombras,
historias perdidas 
en el mar de las horas.

¿Dónde quedaron aquellos latidos,
que en labios ardientes se habían fundido?

El viento se los llevó, 
en su vuelo fugaz,
a un mundo sin tiempo, 
sin retorno, sin paz.

Ahora las bocas, mudas y frías,
guardan secretos 
de dulces melodías.

Palabras que amaron 
y no se dijeron,
besos que anhelaron y nunca surgieron.

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