Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

LA POESÍA DE LA VIDA

En la poesía de la vida, dos almas se encuentran, dos corazones enamorados se cruzan en un verso lleno de ternura y complicidad. Él, un poeta de labios tiernos y mirada profunda, como el misterio que se esconde detrás de una hoja en blanco. Ella, una musa de cabellos suaves y ojos brillantes, como el fulgor de las palabras que surgen del corazón. Sus almas se tocan en un instante, en un suspiro, en un silencio que dice más que mil palabras.

Él la ve y en su pecho arde un fuego desconocido. Ella lo mira y siente un temblor que recorre todo su ser. Sus manos se unen, sus miradas se entrelazan, y en ese momento, el tiempo se detiene. El mundo desaparece, y sólo queda el aquí y el ahora, el abrazo de sus almas, el beso de sus bocas.

Él es su verso, ella su rima. Él es su poesía, ella su inspiración. Él es su lápiz, ella su papel. En su encuentro, la poesía se hace carne, las palabras cobran vida, y el silencio se viste de amor. Su amor es un poema, un haiku, una estrofa que late al ritmo de sus corazones.

Como dos palabras que se unen en una frase perfecta, así se fusionan estas almas enamoradas. Su amor es un poema que se escribe sobre la piel, un verso que se recita en el alma, una estrofa que se representa en el corazón. Es una obra maestra a la belleza del universo, a la magia del instante, a la maravilla del encuentro.

En su amor, encuentran el sentido de su existencia. En su abrazo, encuentran el calor del hogar. En su beso, encuentran el sabor de la eternidad. Su amor es un tesoro, un tesoro que guardan en lo más profundo de sus corazones.

Así, en la poesía de la vida, dos almas enamoradas se encuentran. Y en ese encuentro, encuentran el sentido de su vida, el calor de su hogar, el tesoro de su amor. La poesía de sus corazones se une en un dulce verso, y en ese verso, encuentran la obra de su amor.

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