Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

DECIDÍ

Decidí nuevamente escribir porque mi voz no tiene palabras.

Decidí salir corriendo cuando estaba segura.

Decidí tener miedo cuando estaba al borde de encontrar la felicidad absoluta.

Decidí ahuyentar mi placer más sublime y convertirlo en gotas de amargura.

Decidí no reconocerme cuando apenas y descubría mi identidad.

Decidí, pensé y vi las pocas posibilidades de elegir la respuesta correcta.

De arrepentirme, decidí amar, y volví a jugar al quien se enamora pierde...

Y terminé llorando.

No hay comentarios.: