Aunque sean los mismos ojos
con que lloras,
que cautivan mil suspiros
al asombro
si al reírte brillen húmedos,
vidriosos,
y la sien y el ceño estrechen
por tu enojo;
Aunque sean los mismos
con que me controlas,
agrandando las pupilas
a tu antojo,
disfrutando confirmar
que me intimidas
si al ardor de tu mirada
me sofoco;
iNo me engañan! Sabes bien
que no lo logran.
No consiguen ocultar
lo que ya es obvio:
Solo basta comprobar
cuando me miras,
cómo lees de mis pupilas
en el fondo.
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