Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

AMOR VERDADERO

El amor verdadero es como un faro en medio de la tormenta, un resplandor que ilumina incluso los rincones más oscuros de nuestra alma. No es perfecto,pero sí profundamente humano. Es un lazo que se construye día a día, con paciencia y dedicación, sabiendo que no siempre será fácil, pero siempre valdrá la pena. Amar verdaderamente no es solo compartir las risas, los éxitos o los momentos felices. Es estar ahí en el silencio de las noches difíciles, en las lágrimas que brotan sin explicación y en los días en que el mundo parece pesar más de lo habitual. Es sostenerse mutuamente cuando las fuerzas flaquean, recordándose que incluso en los momentos más frágiles, el amor sigue siendo una fortaleza. El amor verdadero no exige perfección; abraza las imperfecciones como parte de la belleza única de cada uno. Es aprender a aceptar al otro tal y como es, con sus luces y sombras, y al mismo tiempo inspirarse mutuamente a crecer, a ser mejores personas, no por obligación, sino por el deseo profundo de merecer ese amor que parece tan inmenso. Este amor no conoce de prisas, porque entiende que lo valioso lleva tiempo. Se alimenta de pequeños detalles: un café compartido en la mañana, un abrazo que dice "aquí estoy", una mirada que dice más que mil palabras. No es efímero, porque no se basa solo en la pasión, sino en un compromiso silencioso que trasciende las palabras: "Yo te elijo, hoy y siempre". El amor verdadero no tiene miedo a los desafíos, porque sabe que las tormentas pueden fortalecer las raíces. No se quiebra ante los desacuerdos, porque en su núcleo habita el respeto. Sabe que el amor no es la ausencia de conflictos, sino la disposición de enfrentarlos juntos, buscando siempre el equilibrio y la comprensión. Se espera que el amor verdadero sea un refugio, un lugar donde se pueda ser vulnerable sin miedo, donde se pueda confiar ciegamente y donde el alma encuentre su hogar. Es la certeza de que, a pesar de los altibajos, siempre habrá una mano que te sostenga, unos ojos que te miren con ternura y un corazón que te ame incluso en tus días más difíciles. Amar verdaderamente es un acto de valentía, porque implica entregarse sin reservas, sabiendo que el otro tiene el poder de herirte, pero confiando en que no lo hará. Es un pacto no escrito, un hilo invisible que une dos almas, creando un espacio donde lo ordinario se transforma en extraordinario. Y al final, el amor verdadero es un regalo que no busca ser poseído, sino compartido, porque su mayor magia radica en dar sin esperar nada a cambio, en amar por el simple hecho de amar. Es un recordatorio de que, en un mundo lleno de incertidumbre, hay cosas que son eternas cuando se construyen con el corazón.

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