Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

UMBRIO POR LA PENA

Umbrio por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.

Sobre la pena duermo solo y uno,
pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja ni se alla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.

Cardos y penas llevo por corona,
cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.

No podrá con la pena mi persona
rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!

1 comentario:

Marita dijo...

Hermoso... muy triste, pero hermoso. Conocia la letra por ser admiradora de Joan Manuel Serrat; A traves de èl descubrì la poesia de Miguel Hernandez.