Cerrando estoy mi cuerpo con las cuatro paredes,
en las cuatro ventanas que tu cuerpo me abrió.
Estoy quedando solo con mis cuatro silencios:
el tuyo, el mío, el del aire, el de Dios.
Voy bajando tranquilo por mis cuatro escaleras,
voy bajando por dentro, muy adentro de yo,
donde están cuatro veces cuatro campos muy grandes.
Por adentro, muy adentro, ¡qué ancho que soy!
Y qué pequeña que eres con tus cuatro reales,
con tus cuatro vestidos hechos en Nueva York.
Vas quedando desnuda y pobre ante mis ojos;
cuatro veces te quise; cuatro veces ya no.
Estoy cerrando mi alma, ya no me asomo a verte,
ya no te veo el aire que te diera mi amor;
voy bajando tranquilo con mis cuatro cariños:
el otro, el mío, el del aire, el de Dios.
Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
CUATRO
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