Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán!

I

¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido;
El barco ha enfrentado cada tormento, el premio que buscamos fue ganado;
El puerto está cerca, las campanas oigo, toda la gente regocijada,
Mientras los ojos siguen la firme quilla de la severa y osada nave:
          Pero ¡oh corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
          Oh las sangrantes gotas rojas,

          Cuando en la cubierta yace mi Capitán
                Caído, frío y muerto.


II

¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas;
Levántate —por ti se ha arriado la bandera— por ti trinan los clarines;
Por ti ramos y coronas con cintas— por ti una multitud en las riberas;
Por ti ellos claman, el oscilante gentío, sus ansiosos rostros a ti se vuelven;
          ¡Arriba Capitán! ¡Querido padre!
          Este brazo bajo tu cabeza;

          Es tan sólo un sueño aquél en la cubierta,
                Tú has caído frío y muerto.


III

Mi Capitán no responde, sus labios están pálidos y quietos;
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad;
El barco se encuentra anclado sano y salvo, su viaje concluido y terminado;
De una horrorosa travesía, el barco vencedor, viene con un objeto conquistado;
          ¡Regocíjense, oh riberas y repiquen, oh campanas!
          Pero yo, con lúgubre andar

          Camino la cubierta donde yace mi Capitán,
                Caído, frío y muerto.

No hay comentarios.: