¿Por
quién estás cargando tanto ladrillo?
¿Por
Dios?
¿Ese
es el problema?
Mira,
te voy a dar un poco de información confidencial sobre Dios.
A
Dios le gusta mirar, es un travieso.
Reflexiona.
Le
da al hombre instintos.
Te
da un don extraordinario y luego, ¿qué hace?
Te
juro, por diversión propia para su propio rollo cósmico privado de chistes.
Pone
las reglas en oposición.
"Mira,
pero no toques."
"Toca,
pero no pruebes."
"Prueba,
pero no tragues."
Y
mientras estamos saltando de un pie al otro, ¿qué hace el?
¡Está
riéndose a carcajadas, el muy enfermo!
¡Es
un mojigato!
¡Es
un sádico!
¡Es
un casero ausente!
¿Venerar
eso? ¡Nunca!
¿Mejor
reinar en el infierno que servir en el cielo?
¿Por
qué no?
¡He
estado aquí, abajo, con la nariz en el suelo, desde el principio!
¡He
proporcionado todas las sensaciones que el hombre ha buscado!
¡Le
he suministrado Io que ha querido y nunca Io he juzgado!
¿Por
qué? ¡Porque yo nunca Io rechacé, a pesar de sus imperfecciones!
¡Soy
un admirador del hombre!
Soy
un humanista.
Quizá
el último humanista.
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