Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Amarte...

Amarte los pies, amarte los pasos, amarte los caminos que haces al pisar mis sueños de ocaso. Amarte cada palabra que se silencia a tu paso.

Amarte las noches que he de amarte aquí conmigo, tomando con las manos ese rostro divino para besarte y decirte que te amo... antes de amarte.

Amar tus sueños de noche, tus despertares de día, tus tristezas y tus alegrías. Amarte con todo lo que implica amarte desde acá; amándote.

Amarte los rincones, los resquicios, los momentos más privados. Amarte la sombra a falta de tu cuerpo para amarte.

Amarte cada noche que te amo sin tenerte, amarte cada día que paso sin amarte, sin amar tu cuerpo que sabe a distancia y a cercanía. Amarte.

Amar cada parte de ti, cada fragmento, cada retal, cada cenit y cada menguante. Amarte, mujer, porque no hay más que hacer que amarte.

Amar tus sonrisas y tus seriedades, amar tu espíritu de niña y tu cuerpo de mujer que me enloquece y me despierta manías. Amarte toda.

Amar cada segundo que paso lejos de tu mundo, amar cada instante que te amo entre soledades. Amarte como si estuvieras conmigo. Amarte.

Amar mis sueños de ti y mis realidades, amar los deseos de desearte y poder desnudarte. Amarte el cuerpo, mujer, como te amo con la mente.


No hay comentarios.: