Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Por vos ardí, señora y por vos ardo

Por vos ardí, señora, y por vos ardo,
y arder por vos mientras viviere espero,
o contraste el deseo el hado fiero,
o sea favorable al bien que aguardo.

Tan a lo vivo a penetrado el dardo

de Amor, que cuando menos bien os quiero,
por vos deseo morir, y por vos muero,
y por vos sola de morir me guardo.

Vos el primer ardor fuisteis al alma,

vos último seréis en la última hora;
y creed a mi fe lo que os promete.

Bien podrá de mi muerte haber la palma,

más después se verá, cual es ahora,
pasar el fuego mío de allá de Lete.

No hay comentarios.: