Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Pues todavía queréis ir mis suspiros

Pues todavía queréis ir mis suspiros
do siempre soléis ser tan mal tratados,
trabajad de llegar disimulados,
quizá con tal ardid querrán oíros.

Sabe Amor si quisiera hora seguiros

para ver si osaréis ser tan osados;
mas, ¿para qué?, si van dos mil cuidados
míos allá, tras vos, para serviros.

Si os llegáis, al llegar, con la osadía

que hora partís de mí, decilde manso:
"Señora, piedad, ¿por qué tan fiera?"

Mas si, como he temor, de sí os desvía,

básteos darle a entender con un descanso
cómo el verme sin él hace que muera.

No hay comentarios.: