Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Había una vez... (La historia de repite)

Y amaneció el caballero, sentado bajo un árbol…

La noche anterior esperó en vano el llamado de su princesa, por lo que decidió dar vueltas al castillo a manera de guardia nocturna, montado en su noble corcel, con su brillante armadura y su corazón desilusionado por el desamor de su princesa.

Esta historia no era nueva, ya había pasado antes, pero esta vez el caballero estaba agotado por el esfuerzo y las cicatrices de pasadas batallas.

Cabizbajo y dolido en lo más profundo de su ser, pero siempre alerta y vigilante, montó guardia durante la noche, siempre era fiel a su compromiso, leal a su palabra que defendía con gallardo honor y congruente en todos los sentidos.

Pero esta vez el dolor era grande, no sabía si por las heridas anteriores o por el desapego de su princesa a quien cuidaba no solo devotamente, sino también amorosamente.

No supo en que momento bajó de su montura para buscar el cobijo de un viejo sauce, quizá por instinto de conservación, así lo sorprendió el día y su armadura le pesaba más que nunca.

Sentía sus ojos irritados, pensó que se debía a la vigilia previa, pero tenía en la mano el pañuelo que su princesa le había dado y que siempre llevaba con él, nunca se separaba, lo cuidaba por el amor que para el representaba.

Sus ojos irritados no se debían a la vigilia, el caballero había llorado…

Para no sentirse débil ni descubierto montó nuevamente en su fiel corcel, al ver que el castillo ya estaba custodiado por la guardia real y saber segura a su princesa, cabalgó hasta lo profundo del bosque encantado, donde tiene su cabaña que le traía innumerables recuerdos… de ella.

Este noble caballero se marchó sin ruido y sin dejar rastro, pero presuroso, no se detuvo hasta llegar a su cabaña, para descansar un poco y estar listo al llamado de su princesa, de quien vivía pendiente.

:D

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