¡Ah! La angustia, la
abyecta rabia, la desesperación
De no yacer en mí mismo desnudo
Con ánimo de gritar, sin que sangre el seco corazón
!En un último,
austero alarido!
Hablo -las palabras que digo son nada más un sonido:
Sufro -Soy
yo.
Ah, extraer de la música el secreto, el tono
¡De su alarido!
Ah, la furia -aflicción que grita en vano
Pues los gritos se
tensan
Y alcanzan el silencio traído por el aire
¡En la noche, nada
más allí!
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