De los visitantes tres sobresalían, Corcel su noble caballo que no solo sobrevivió a las últimas aventuras del caballero sino al caballero mismo, Entusiasmo el joven dragón domesticado por este, que escapaba volando del palacio para visitarlo cuando el frágil sueño de la Princesa la alcanzaba y regresaba antes de que ella despertara, pues la acompañaba, cuidaba y protegía porque así era su misión y disfrutaba hacerlo, aunque a veces tenía que hacerlo a costa de ella misma, pues su necedad, la de la princesa, era de sobra conocida. El tercer ser era alguien relativamente nuevo en la vida del caballero, el Hada Azul.
El
Hada Azul conoció al Caballero mientras él explicaba a los aldeanos como obtener mayores ganancias en sus tiendas, él no reparó en ella a pesar de su
belleza, pues no tenía ojos más que para su amada princesa, sin embargo el hada alcanzó a notar la tristeza en los ojos del caballero
aun cuando él sonreía, ella había tenido una historia trágica que la había
vuelto muy sensible para descubrir los sentimientos de las personas, era uno de
sus dones.
Posteriormente
volvió a coincidir con el noble caballero y poco a poco los unió una
profunda amistad cimentada en el cariño mutuo, amistad que los llevó a
compartir sus secretos y a comprenderse mejor, le dolió mucho la muerte del
caballero pues este le había contado que tenía ese presentimiento y ella no pudo hacer
nada para evitarlo.
Desde
entonces ella visitaba la cripta para adornarla con flores y llenar de alegría
y de las canciones que le gustaban al él cuando estaba en vida, veía que todo estuviera en orden y coordinaba las visitas de los seres del bosque hasta ese
lugar, que a veces hacían largas filas.
Una
noche de luna llena el Hada Azul hizo un descubrimiento... el Caballero soñaba. Lo hacía en las noches de luna llena, al principio no podía distinguir los
sueños, pero esa noche todo fue más claro.
No eran necesarias las palabras para que supiera el contenido de sus sueños, el amor no necesita palabras, va más allá del tiempo, la distancia y en este caso… de la muerte. Él se comunicaba con el infinito amor que salía de su pecho en forma de la más bella rosa, así ella podía ver el sueño del Caballero que con su amor alimentaba su hermosa flor y comunicaba sus ilusiones.
No eran necesarias las palabras para que supiera el contenido de sus sueños, el amor no necesita palabras, va más allá del tiempo, la distancia y en este caso… de la muerte. Él se comunicaba con el infinito amor que salía de su pecho en forma de la más bella rosa, así ella podía ver el sueño del Caballero que con su amor alimentaba su hermosa flor y comunicaba sus ilusiones.
En
esta ocasión él bailaba con “Ángel”, como cariñosamente llamaba el caballero a su princesa, esta en un hermoso vestido rojo y el sin armadura en ropaje de gala,
a la luz de la luna, mientras le cantaba al oído la canción que simbolizaba el
amor que sentía por ella, quien cerraba sus ojos para sentir más el canto del
caballero, a lo lejos se oía el sonido del mar y el lugar estaba iluminado por
la luna llena. El ambiente era mágico y rodeado de amor. El rostro del
caballero parecía sonreír.
En
adelante el Hada Azul estará pendiente de cada luna llena para conocer el sueño del
caballero, porque sabe que en esos momentos no hay ser más feliz sobre el
universo que él, al lado de la única protagonista de sus sueños; Ángel.
Al terminar la canción, Ángel sin dejar de bailar, amorosamente susurró al oído del campeador; “Tu y yo somos uno”.
Al terminar la canción, Ángel sin dejar de bailar, amorosamente susurró al oído del campeador; “Tu y yo somos uno”.
Abrazados
girando en suave ritmo, ya sin música más que la del corazón, más unidos que nunca continuó el sueño del caballero
enamorado, hasta que los primeros rayos del amanecer entraron por la ventana.
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