Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

El hombre que volaba

Llegó a su ventana y le sonrió con su mirada de ojos pequeños y sonrisa pícara, como de niña traviesa. Le miró hasta el fondo de su alma y lo hizo sonreír. Así fue la primera vez que tuvieron cercanía.

Siguió llegando sin precio aviso y él no podía ser más feliz, se estaba enamorando.

Un buen día ella le mostró sus espléndidas alas y sin más explicación lo llevo a volar. Él se sujetaba fuertemente a ella, no por miedo de caer sino por sentir la calidez de su cuerpo y sus brazos rodeándolo.

Así volaron varias veces, se contenía de besarla para no romper el hechizo y perderla para siempre. Tal vez ella leía sus pensamientos porque en ese instante lo besó. Un beso largo, sincero, de esos que vienen desde lo más profundo del alma. El supo inmediatamente que quedaría unido a ella por toda su vida y no le importó pues era feliz.

Sonreían y bromeaban, se contaban sus secretos y volaban, volaban todo el tiempo, en la madrugada, en la mañana, por la tarde y en la noche. Bajo la intensa lluvia o bajo la luz de la luna, tocaban el cielo, nada importaba solo el estar juntos. Volaban sin reserva ni medida, sin recato ni pudor.

Disfrutaban volar juntos, apasionada o tiernamente, cuando lo hacían, ella invariablemente clavaba sus uñas en la espalda de él y él lo disfrutaba, se aferraban uno al otro, una y otra vez, y otra vez, y otra vez... Volaban hasta el cansancio, solo para una vez repuestos, iniciar una vez más.

Cuando terminaban agotados, sudorosos, plenos y satisfechos, ella guardaba sus alas y se refugiaba en el pecho siempre dispuesto de él. Así permanecían casi sin moverse, para no separarse, por si esto no fuera suficiente ella lo aprisionaba con sus piernas para que no escapara, cosa que no era necesario pues él no deseaba hacerlo.

Pero ella se alejó, lo dejó sin respuesta a su llamado, ya no volvió. Desde entonces mira con descuido a la ventana donde la vio por vez primera, por si ella vuelve... Pero ha pasado el tiempo y no aparece, ya no sabe más de ella, piensa que nunca volverá. Él se pregunta para qué lo llevó a volar si finalmente lo dejaría para siempre.

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