Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

En el rincón aquel, donde dormimos juntos...

En el rincón aquel, donde dormimos juntos 
tantas noches, ahora me he sentado 
a caminar. La cuja de los novios difuntos 
fue sacada, o tal vez que habrá pasado. 

Has venido temprano a otros asuntos 
y ya no estás. Es el rincón 
donde a tu lado, leí una noche, 
entre tus tiernos puntos 
un cuento de Daudet. Es el rincón 
amado. No lo equivoques. 

Me he puesto a recordar los días 
de verano idos, tu entrar y salir, 
poca y harta y pálida por los cuartos. 

En esta noche pluviosa, 
ya lejos de ambos dos, salto de pronto... 
Son dos puertas abriéndose cerrándose, 
dos puertas que al viento van y vienen 
sombra a sombra.

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