Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

El muro nuevo

El portón fue derribado, por un fuerte soplido de fuego de su cómplice amigo, también el camino que conduce al lugar no deseado fue consumido, hasta no dejar rastro.

Inmediatamente después se levantó un gran muro, mejor que el que existía antes, arduo fue el trabajo pero grande el resultado.

-Estás fuera de condición. Dijo el dragón.
-Dejé de entrenarme para vagar por el mundo como espíritu errante, pero espero estar pronto en condición. Contestaba el caballero a su mitológico amigo, tratando de recobrar la respiración.

-Debes ir a lo profundo del bosque para construir tu cabaña. Comentó Entusiasmo.
-Creo que comenzaré con el bote para ejercitarme, recuerda que soy constructor, no carpintero. Respondió el caballero con un resplandor de esperanza brillando en sus ojos. Ambos sabían del deseo de la princesa acerca de su nueva cabaña.
-¡Debilucho! Rió travieso el dragón.
-¡Cállate lagartija! Grito el caballero.

Ambos rieron a carcajadas, subió al lomo de su alado amigo para que lo llevara a lo profundo del bosque en donde buscará la madera necesaria para construir, el bote y la cabaña.

La noche anterior había velado el sueño de su princesa, ella le había entregado una armadura completa con escudo y espada que tiempo atrás él le había dado a guardar, pero solo conservó la espada para cortar la madera necesaria.

Entusiasmo conocía los pensamientos de su amigo y sonreía, se dirigían hacia el horizonte con el corazón lleno de júbilo y de una felicidad recién recobrada, ambos sabía la causa... la Princesa Ángel.

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