Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Una propuesta real

La princesa lo esperaba a media noche para entregarle la armadura que tiempo atrás el caballero le había pedido que conservará.

El llegó puntual como siempre, ella lo recibió con su mirada enamorada. Platicaron sin dejar de mirarse a los ojos, suspirando, acariciándose con la voz, tenían múltiples maneras de demostrarse su amor.

Ella le susurró al oído:

-"Quiero que seas mi príncipe".

El declinó la propuesta con la mayor gentileza:

-"No soy noble vida mía, la única nobleza que deseo es la nobleza del amor que siento por ti"

Ella sintió una profunda caricia hasta el fondo de su alma con la respuesta que le dio el caballero, sabía bien que el amor no requiere de títulos de nobleza, puesto que el amor, el amor verdadero es noble en sí.

Se abrazaron como solo ellos sabían hacerlo, entragándose el alma, la vida y el ser entero.

Ella sabía que él la amaba, el sabía que ella lo amaba, todo estaba bien, una fuerza suprema los unía de por vida.

No hay comentarios.: