Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Milo

Milo, el loco del pueblo, visitó hoy a la mujer que vive frente a la plaza del lugar, y le llevó flores. Esa mujer no quiere a nadie, hombre, niño o animal. Vive sola y su alma. Sola, más bien, pues su alma oscura es parte de su soledad.

Milo fue luego a ver a los habitantes de la gran casa donde termina la calle principal. No son una familia: Llevan la misma sangre, comparten el mismo techo, pero nunca se dicen una palabra cariñosa ni tienen entre sí un solo gesto de bondad. Milo les llevó flores también.

Después el loco fue a donde estaba el rico del pueblo, dueño de todo, menos de sí mismo, y le entregó igualmente un ramo de flores.

Le preguntaron a Milo por qué había visitado a todas esas personas a las que nunca ve; por qué les llevó flores. Y respondió el loco:
-¿Qué no es hoy el Día de Muertos?

No hay comentarios.: