Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Mi madre y el feminismo

Primero que todo mi intención no es ofender, sino rendir un pequeño homenaje a la mujer que fue mi madre.

Se que este escrito molestará a algunas amigas, cosa que no es mi intención,  pero espero dejar en claro mi pensamiento con respecto a lo que a continuación describo.

Hoy está de moda el "feminismo" con todos sus matices que van desde equidad laboral en sueldos y prestaciones, hasta el odio profundo y violento a todo aquello que representa al sexo opuesto.

Mi madre era baja de estatura pero con una voluntad de hierro. Sus estudios se limitaban a una secundaria inconclusa porque mi abuelo decía que el lugar de las mujeres era en su casa.

A los 27 años de edad quedó abandonada por su marido, dejándola con tres hijos y uno en el vientre, la discusión final fue brutal y despiadada, los gritos de él se escuchaban en mi habitación en la madrugada, ella se negaba a abortar a mi hermano menor, lo último que oí fue "pareces coneja". Así dejaba en claro que la culpa de su embarazo era exclusivamente de ella. 

Sin dinero y sin preparación buscó por primera vez en su vida trabajo, encontró uno vendiendo libros que me hacía leer velozmente para ayudarla en sus reseñas y venderlos mejor. Ahí nació mi gusto por la lectura y encontré la manera de resumir fácilmente, esta habilidad me ha ayudado después en mi vida profesional.

Nos echaron del departamento dónde vivíamos por que ella no ganaba lo suficiente para pagar la elevada renta y fuimos aceptados por una amiga de ella un tiempo, casi 6 meses... fatales para mis hermanos y para mi.

Consiguió un mejor trabajo que perdió pronto cuando descubrieron que era madre soltera de 4 niños, en ese tiempo 1969, era considerada poco menos que una prostituta.

Con el tiempo consiguió un departamento y comenzó a superarse, en ocasiones no había lo suficiente para comer, pero en cuanto pude le ayudé económicamente y fuimos prosperando paulatinamente.

Terminó la secundaria, la preparatoria, estudió lenguaje COBOL de programación y una carrera comercial técnica. Sus últimos años profesionales los pasó como subdirector de ventas a gobierno de una empresa farmacéutica, con todas las prestaciones que eso representa, dejándole una excelente pensión cuando se jubiló.

Su dedicación a nosotros, la herencia genética y el descuido a su persona le pasó la factura y la perdí hace unos años.

Jamás se quejó de discriminación, ni habló de machismo, aprendió las reglas del juego y jugó a su favor, convirtió cada obstáculo en una oportunidad para mejorar, con mucha dedicación y sin quejarse, logro los objetivos que se propuso.

Cuando ella escuchaba hablar de feminismo, volteaba a verme, sonreía y hacía un gesto inconfundible, luego me decía bajito;

-"Que se pongan a trabajar hijo"

Ella no tuvo oportunidades, ¡ella se hizo la oportunidades! ¡Y nunca se jactó de ello! Tampoco nunca la escuche quejarse. 

Si fue buena madre o no, si fue la mejor madre o no, no es importante, lo que para mi es importante es que a aunque era menuda, era una gran mujer y no es el amor de hijo lo que me mueve para decirlo sino mi profunda admiración y respeto como hombre, el hombre que me enseñó a ser.

Se que algunas amigas y tal vez unos amigos me dirán que los tiempos cambian, les contestaré que los 60 eran brutales con las madres solteras jóvenes y guapas como mi madre, la trataban casi como puta.

Por eso ahora con todas las facilidades que hay para superarse, manifestarse libremente y crecer, cuando escucho o leo, "las y los, ellas y ellos, mexicanas y mexicanos o la palabra feminismo" recuerdo lo que mi madre decía:

-"Que se pongan a trabajar hijo"


4 de mayo del 2016

1 comentario:

Anónimo dijo...

<3 Mis respetos y admiración