Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Orgullo

Hablando por mi, jamás dejé que el orgullo nos venciera, aunque de orgullo era lo único que estábamos hechos.

Mi orgullo nunca detuvo de mis labios un "te amo", un "te extraño", un "por favor hay que vernos, arreglemos esto".

Mi orgullo, a pesar de tu constante falta de atención, nunca me detuvo el verte con la mirada más tierna del mundo, aunque solo tuvieras ojos para el mundo pero nunca para mi.

Pero por tu parte, tu orgullo, destruyó cuanto te amé, cuanto por ti luché y por último me destruyó a mi por completo.

Orgullosos tanto no uno como otro, pero de ninguna manera mi orgullo iba a ganarle al tuyo, yo sí te amé.

No hay comentarios.: