Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
La muerte
Estaba tan roto que cuando ella llegó, la abrazó con fuerza fundiéndose en ella que, conmovida por el gesto, lo abrazó con ternura susurrándole al oído:
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