Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Quédate todo el tiempo que quieras

Quédate todo el tiempo que quieras. Bésame. Tócame. Hazme agua. Desaparéceme en tus brazos. Me alimentaré de ti, y tú de mi. Seremos tan poco convencionales que nadie notará que somos materia fundida desde el día uno.

Quédate todo el tiempo que quieras, pero cuando decidas marcharte no olvides dejarme un beso que diga “contigo fui tan feliz como quise”, y te prometo no llorar porque yo también habré sido todo lo feliz que quise.

(Enviado por Ana María Contreras)

No hay comentarios.: