Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Andábamos

Andábamos en la vida por diferentes rumbos pero en el mismo camino. Y un día el tiempo nos encontró lado a lado, mano a mano. Y los ojos se miraron, y ahí mismo entendieron que habíamos llegado a donde estábamos yendo. Que el destino éramos nosotros mismos, era ese lugar en los brazos del otro, que solo nosotros conocíamos.

No hay comentarios.: