Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Sabiendo que la vida

Amamos lo imposible, queriéndolo posible, sabiéndolo cuchillo, sabiéndonos ofrenda. Y bajamos la cabeza pidiéndole a la muerte vida, pidiéndole a la vida amor. Sabiendo que la vida es perra, y mi vida tú.

No hay comentarios.: