Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

El grito

Degustadora y toda de bocas vestida, está hecha para degustar y ser degustada. Sus labios son comestibles y su lengua una cucharada interminable de delicias.

Golosa de sabores finos, se los regala a deseo, pero vigila quedarse con su hambre.

Lo prohibido, clítoris de su cabeza...
¿Y su vientre? Campos de trigo donde centellea el pan del deseo...

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