Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

No fue como otros comienzos

No fue como otros comienzos. 
Sin dominio de la pasión 
nada aparentaba ser 
lo que podía llegar a ser. 

Abrazos con distancia. 
Miradas sin besos. 
Chispas sin llama. 

Buscábamos rápidas etiquetas conocidas para 
algo que ni siquiera habíamos vivido. 
No éramos conscientes de que estábamos 
entrando en una nueva dimensión. 

Sentimientos cimentados. 
Complicidad infinita. 
Amor inmortal. 

Algo que trascendía la superficialidad 
por la que tantos años navegamos 
entre otras pieles. 
El baile de la confianza y los miedos. 

Solo así, desde el corazón dispuesto, 
se puede construir lo diferente. 
Lo que se acerca más a 
lo deseado, que a lo conocido.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario