Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Un reto

Era un tarde fresca y luminosa, caminaban por el parque, cuando súbitamente surgió el reto.

Se pararon frente a frente, mirándose el rostro, primero sin tocarse, después tomaron sus manos, al cabo de un rato, entrelazaron sus dedos sin dejar de mirarse divertidos, se regalaban sonrisas y miradas entre retadoras y pícaras. Paso algún tiempo, no mucho y ella puso sus brazos sobre el cuello de él, y él correspondió tomándola por la cintura, luego las sonrisas pararon, la mirada antes retadora ahora era tierna, acercaron sus rostros y se besaron, al parecer el reto terminó en empate... ninguno pronunció el primer "te quiero".

No hay comentarios.:

Publicar un comentario