Me gusta verla leer; seria, ensimismada, como fuera de este mundo. Su rostro cambia según avanza en su lectura, a veces sonríe o se entusiasma, otras denota tristeza y deja escapar alguna lágrima.
Me gusta verla leer, su mundo se ilumina e ilumina el mío, pues se ha vuelto mi mundo.
Me gusta verla leer e imaginar que me lleva de la mano a los mundos imaginarios que visita para vivirlos juntos.
Me gusta verla leer y descubrir que la lectura es un vínculo muy fuerte que existe entre nosotros, que nos hace crecer y compenetrarnos.
Me gusta verla leer simplemente porque la amo.
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