Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Acaríciame

-Acaríciame, pidió hundiendo su rostro en el pecho siempre dispuesto de él.
Le besó la frente y lentamente acarició su espalda, subiendo y bajando por el sensual canal que la dividía en dos.
Ella intentanba dormir, pero casi sin darse cuenta lo besaba en el pecho, le daba ligeros mordiscos respondiendo así a las caricias que cada vez más sensibles y atrevidas recibía.

Él acariciaba su espalda hasta bajar por su cadera y de vez en vez acariciar su entrepierna, ella separó una pierna envolviendo las suyas para sentirlo más y mejor, facilitandonel acceso a su intimidad, sin dejar de besar el pecho de su amado. Tenía sueño pero no quería dormir, se abandonaba al placer de las carocias recibidas y anhelaba más. Levantó su cadera sin dejar de abrazarlo y besarlo, para facilitarle el camino.

Con suavidad el la tocó provocándole un gemido que intentó apagar en el amado pecho, jugueteĺ con sus dedos humedecidos por el placer que a ella le brindaba, con caricias ritmicas y suaves.

Sus gemidos y esa cadera acompañándolo rítmicamente, le hacían seguir, quería llegar al final, extasiarla en una explosión de placer, mojarse de elle, sutilmente se movian armónicamente, cuando ella lo rodeó con sus brazos, con un definitivo estremecimiento, vibrando, erizando la piel, casi sin aliento, apenas alcanzó a gemir con un hilo de voz... acaríciame.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario