Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Corazón roto

Esa noche fue distinta, no fue como las demás, ella estaba distante, algo tenía pero no lo decía.

Él sufría por dentro, no le gustaba verla asi, la abrazó con mayor ternura, acomodaba sus cabellos revueltos, besaba su frente, ella no decía nada, parecía no sentir las delicadas caricias, solo refugió su rostro en el pecho que siempre la recibía amoroso... en algún momento y casi imperceptible, empezó a sollozar.

Con infinita ternura trataba de calmar esos sollozos con el calor de sus brazos y dulces besos en su frente.

Comenzaron a escucharse pequeños ruiditos, espaciados y rítmicos, al fin ella dormía, el la cuidaba, siempre lo hacía aunque estaba vez, él tenía el corazón roto.

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