Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Guárdame

Guárdame en tu silencio,
en tu mirada,
en la palabra que no me dices...
en el cielo de tus manos,
en el suspiro que callas...

Guárdame entonces donde vives,
protégeme del olvido,
de mi nombre que escribes,
guárdame en la noche 
y el amanecer donde mueres.

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