Esa noche me hiciste sentir el calor que guardabas en ti. Cuando con tus brazos rodeabas mi cuerpo y alma, descubría la pasión que escondían tus besos.
La fricción que generaban nuestros cuerpos esa noche, eran capaz de encender ese cielo sin luna y sin estrellas. Entregados en cuerpo y alma, éramos el deseo de cualquier mortal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario