A veces se produce el milagro de que la atracción sentimental supere en intensidad a la fisica.
Y te enamoras de cómo es contigo,
de cómo se comporta cuando esté sin ti,
de cómo te trata, de cómo te siente,
de cómo presume de tenerte.
Te vuelves adicto a cómo habla,
a cmo te piensa, a cómo se las arregla para que no dejes de pensar en perderte
entre cualquier rincón de un cuerpo que tú ya llamas hogar.
Y justo ahí, ya no hay vuelta atrás. Solo deseas seguir perdido en su alma y rezas al cielo porque nadie vuelva a encontrarte.
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