Por un instante, por un maldito instante la besé, habia escuchado rumores del cielo, del paraíso, del famoso Olimpo de dioses, pero créanme, ninguno de esos lugares tenían la calidez sincera de sus labios, sus besos, sus malditos besos que te vuelven vicioso, adicto, pero jamás intolerante a ellos. Tienen el poder de saciar el cariño que faltó en días, meses y años. Esos labios, de esos labios se lee en libros, se ve en peliculas y se escucha en canciones.
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