Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Ella me dijo...

Me dijo: "cuando llegue a casa quiero que me hagas el amor". 

Le preparé un baño caliente, sabía que iba a llegar cansada después de un día largo. En la cocina ya tenía lista la cena calentita para sacar del horno. La llevé al baño, le saqué la ropa despacito. Le enjaboné el cuerpo y después de lavarlo, me senté con ella y le hice piojito en el pelo. 

La apreté fuerte contra mi pecho, ahí nos quedamos en silencio. Cuando se le arrugaron los deditos, la sequé, ella me miraba como no entendiendo qué pasaba. Le ayudé a ponerse su ropa interior y fuimos a cenar. 

Puse un poquito de música y al terminar de comer la saqué a bailar al living. 

Bailando la llevé a la habitación y le besé todos los miedos, incluso los más profundos. 

La dejé en la cama, volví a la cocina a lavar los platos, cuando los estaba secando se me acerca y me pregunta: 

"¿Qué haces?" A lo que le respondo. 
— Me pediste que te haga el amor. 

(No todo es sexo en la vida) 

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