Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Playerita vieja

Y después de todo, mereces un amor que te merezca, que te dibuje, que te cante, que te llene de mensajes por todos lados para que nunca olvides que eres el sol de sus días. 

Mereces un amor que pierda la jodida cabeza por ti, que le hable a todos de lo afortunado que se siente, que te haga creer que existen maravillas hasta en el largo de tus pestañas y te convenza a besos de que eres un puto milagro andando. 

Mereces un amor que no se rinda, que saque las papas del fuego cuando toque, que esté dispuesto a ponerle azúcar a los ratos amargos y meterle huevos las veces que a ti se te acaben las fuerzas. 

Mereces un amor de esos locos que hacen parecer cuerdos a los demás, que baile en medio de la calle, que llegue a verte sin avisarte, que en los planes siempre seas constante y te lleve a ver las estrellas y a columpiarte en los parques. 

Mereces un amor que sin importar el día o la hora quiera escucharte, verte y abrazarte, que te pregunte con emoción de tus sueños más pendejos y este dispuesto a sacarle brillo a tu sonrisa cuando la apaguen los miedos y las inseguridades. 

Después de todo lo que has pasado, créeme, mereces un amor que se sienta igual de cómodo, seguro y bonito que esa playerita vieja que usas para dormir cada noche.

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